domingo, 1 de abril de 2012

Escapar


Sentía unos ruidos raros en el piso de abajo

-     ¿Mama?

Nadie contestaba

-      ¿Papa?

Seguían sin responderme

-     ¿Leonardo?

Ni una respuesta

Al parecer no había nadie en la casa pero los ruidos no cesaban

Salí de la cama y baje sin hacer el más mínimo ruido. Tenía miedo de llamar la atención de quien fuere el causante de lo que me había despertado.

La cocina estaba cubierta con una espesa niebla gris que lo helaba todo. La piel de mis desnudos brazos se puso como de gallina.

No podía vislumbrar nada pero el ruido era cada vez más fuerte, parecía como si alguien o algo estuviera rasguñando… ¿madera?

Agarre la sartén que estaba encima de la mesada lista para dar mi primer golpe por si algo aparecía… pero me di cuenta que el molesto ruido no era dentro de mi casa sino afuera.

Me relaje, pero nunca deje de estar alerta.

Abrí la cortina que daba hacia fuera y los vi…

Ahí estaban  ellos con sus horribles caras mirándome, deseándome como a un pedazo de carne roja y jugosa.

Mi corazón latía desbocado a causa del terror que sentía, al parecer eso los volvía  aún más locos.

Sus uñas afiladas rasgaban con mas desesperación la entrada principal de casa. El temor se apodero de mi impidiéndome pensar.

No sabía que hacer, a donde ir, hacia donde correr, estaba paralizada.

Cerré los ojos, respire profundo y cuando decidí calmarme sentí una respiración agitada que azotaba mi nuca. El aire se volvió mas espeso aun con un olor nauseabundo. Sentí arcadas, pero me contuve.

No quería mirar pero tenía que hacerlo.

Me gire con brutalidad  y lo vi, era el, me sonreía mostrando sus afilados y putrefactos dientes. Sentí asco y repulsión al mirarle su desfigurada cara.

Pegue un grito ahogado. Mi corazón se acelero y comencé a correr.

Correr lo más rápido que podía, lo más rápido que mis piernas me lo permitían. Tenia que salir de ese lugar.

Tome la decisión más estúpida que podría haber tomado en toda mi vida pero en ese momento no podía pensar con claridad.

Salí de la casa.

Salí por la puerta de atrás que él había dejado abierta al entrar, pero nunca deje de correr


                                                                    LunaMora

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